lunes, 14 de febrero de 2011

MARQUEZ" VARGAS LLOSA: LOS PERUANOS NO SOMOS ESTUPIDOS

PEDRO SALDAÑA LUDEÑA (*)
El ahora “Marqués” Mario Vargas Llosa, en tremebunda insolencia, petulancia y desprecio por los peruanos, se tomó la libertad antes de recibir este realmente pintoresco marquesado, de descalificar con inflamada obsesión a la representante de un nutrido sector de opinión del país, como es el que representa la muy honorable y respetable señora Keiko Sofía Fujimori, pisoteando y maltratando a más de un tercio de peruanos que es en el fondo lo que más o menos representa la muy ponderada y carismática señora Keiko Fujimori.
Confieso que no tengo afinidades ideológicas con ella, tampoco es mi intención congraciarme con esta candidata. Solo referiré que estuve en las marchas y mítines contra el Gobierno de su padre, cargando banderolas, formando piquetes en las calles contra la policía al servicio de Montesinos, exigiendo por sobre todo la reposición de la constitución de 1979, y la verdad es que no lo vi ni en pelea de perros al señor ahora “Marqués” Vargas. Solo me enteré por los medios que mientras la corrupta policía al servicio de Montesinos nos propinaba paliza tras paliza a los jóvenes y no tan jóvenes en las calles, él andaba mendigando, suplicando y rogando le otorgaran la nacionalidad española para ponerse a buen recaudo de la “persecución”, y es que veía fujimoristas en cada sombra. Marqués Mario Vargas, se equivocó usted nuevamente como tantas veces se equivoca. La lucha era en las calles, y no en los salones y menos en los palacios versallescos de la vieja Europa.
Y, no obstante el haber estado yo luchando en las calles contra el Gobierno del presidente Fujimori por hondas discrepancias, eso no me da derecho a despotricar de su hija, ni denigrar de la figura de su padre por muchos errores en el que pudo éste haber incurrido como gobernante.
Por último, qué culpa puede tener una hija por lo que hizo su padre. Con todo, a mi juicio, soy de los que piensan que el solo hecho de que Alberto Fujimori nos haya traído la paz ante el terror en que nos encontrábamos producto del peor Gobierno -desgobierno en realidad- de la historia del Perú (1985-1990) y habernos devuelto a la civilización después de encontrarnos como parias y perromuerteros en la comunidad financiera internacional, lo redime dentro de mi leal saber y entender de cualquier condena que deba estar purgando; por lo demás, creo que en su caso en específico: condena espuria.
Y el decir esto de manera rotunda no me hace fujimorista, amén de que no tendría nada de malo o indecoroso serlo; como tampoco me hace velasquista el admirar su Reforma Agraria que fue secuencial y serena y que terminó con el latifundio en el Perú. Y que Fernando Belaunde sabiamente no la revirtió, porque no solo fue buena sino requetebuena, pudiéndolo haber hecho, como sí lo hizo con los medios de comunicación masiva devolviéndolos a sus legítimos propietarios poniendo fin al despojo.
Para poder situar las cosas, y situarlas bien, hay que hablar con transparencia y poner el agua clara y el chocolate espeso. Así las cosas, es importante precisar que el Premio Nobel de Literatura que le han otorgado a Mario Vargas, hoy marqués, y que lo ha recontra mareado y creo que a cualquiera le sucedería lo mismo, son por sus monografías, cuentos, novelas y opúsculos, y no por sus siempre integristas posturas políticas y comportamiento alterado cuando no chiflado. Sería bueno entonces recordarle a este envalentonado y bravucón escritor venido a político, la famosa critica de Charles Omán a Tiberio El Greco cuando dijo: “Que ningún hombre es apto para dirigir una empresa, cuando en él se combinan un temperamento emocional, impaciencia ante la oposición y una absoluta incapacidad, para advertir los puntos de vista de su oponente como del suyo propio”.
(*) Presidente de la Asociación de la Civil Legitimidad Democrática (ALD).

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