lunes, 1 de noviembre de 2010

Las Contradicciones de los que Quieren (y también de los que Dicen) Representar el Cambio‏


El sábado último se realizó en Lima el II encuentro de la izquierda peruana, con la ausencia de la dirigencia de FS, y de otras personalidades que dicen ubicarse en la izquierda. La reunión, algo desordenada, tuvo como resultado un pronunciamiento que llama a la unidad de los sectores progresistas, nacionalistas y de izquierda más allá del 2011 y a promover una candidatura única de dichos sectores en base a coincidencias programáticas. Quedan reuniones pendientes a dos meses del cierre de inscripción de listas para alianzas en el Perú.

Las contradicciones de los asistentes iban desde la crítica a las dirigencias de izquierda, así como al personalismo y la falta de renovación en el sector popular, donde incluimos también a los progresistas, nacionalistas y las dirigencias regionales asistentes. Era pues, un buen punto para el debate, aunque el formato de propuestas y en acuerdo por consenso no pudo definir cuestiones tales, como el debate programático de los planteamientos de los partidos socialista, nacionalista y TyL. Lo que sí estaba definido, era la posición de varios en la "izquierda moderna", como FS.

La pregunta a responder por la ausente Villarán es, si aún cree ser la Bachelet peruana y la líder de una concertación progresista y de izquierda a la chilena o brasileña, cuando ni forma parte de las conversaciones de unidad en la izquierda, prefiriendo ir sola y/o con su candidato Nano Guerra García; o si deja que su partido decida aliarse a la derecha encabezada por Toledo para perder de una buena vez su identidad. Estas dos últimas opciones distan mucho de sus declaraciones iniciales, pero coinciden con las ambiciones personales de varios de sus dirigentes por llegar al poder, deseo legítimo y palpable también en la izquierda histórica y el nacionalismo. La diferencia quizá radique en preferir unirse a personas antes que a proyectos, o en ir solos antes que unirse a quienes la derecha rechaza, por querer un cambio.

Justamente, tanto Nano Guerra como Marco Arana han afirmado que Villarán es el cambio, afirmando que es la renovación política y la izquierda moderna, respectivamente. A mi juicio, Villarán representó el cambio, pero por otros motivos: como una alternativa a Castañeda y Flores en Lima. La polaridad que los medios nos vendieron en base a la decencia y la corrupción funcionó al inicio. La de los "democráticos" y "los del retroceso" no, porque apareció la dicotomía derecha e izquierda, entre ricachones y humildes, fuertemente influenciados por medios amigos y enemigos. El error de Villarán de no informar acerca de todos sus bienes a la opinión pública, que hubieran evidenciado una mejor posición social, tuvo su costo en el repunte final de Flores, aunque el carisma pudo mantener las preferencias. Por ello, FS sin Villarán no representa ya el cambio. Huaroc en Junín y Coronel en Cajamarca son más de lo mismo: pésima gestión, con deseos de llegar al Parlamento como a de lugar, incluso con denuncias de corrupción. Nano Guerra, su gallo de tapada, es otro político reencauchado que pasó del velasquismo socialista -militando en el PSR-, al fujimorismo pragmático -laborando en el Peruano y la Sunat en pleno régimen fujimorista-, respaldando hasta ahora las políticas neoliberales de la dictadura. Y el aliado "moderno", Marco Arana, critica al nacionalismo pro CVR, pero no duda en plantear unidad con AP, en cuyos gobiernos en los años 60s y 80s se violaron los DDHH a través de los peores excesos militares contra guerrilleros y terroristas respectivamente, y con poblaciones en medio. Sólo si FS dejará de hacerle tanto caso a los medios de comunicación de derecha y a sus "líderes de opinión" en encuestadoras y diarios a sueldo, quizá pueda pretender realmente liderar un proceso de cambio, que en verdad, parece no desear.

Eso nos hace concluir que la polaridad que buscan los Miró Quesada (Grupo El Comercio) y Mohme (Grupo La República) tratando urgentemente de colocar a Toledo en la centroizquierda democrática, frente al Fujimorismo antidemocrático, es muy forzada y prematura. Creemos que la real polaridad, y a la que temen los que viven de favores, se dará entre el Cambio y el Continuismo. El cambio estará representado por todas esas fuerzas políticas progresistas, regionales, nacionalistas y de izquierda, que enfrentarán al modelo corrupto representado en la derecha, sea de Castañeda, Fujimori, o Toledo y sus nuevos aliados. Por eso, recomendamos humildemente ser más políticos, demostrar liderazgo y no seguir tanto los consejos de quienes conviven con el poder político y económico, con sus medios de comunicación y columnistas que desean dividir y aislar los proyectos que realmente quieren el cambio.

René Galarreta

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